20. Jehová, no hay nadie semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
21. ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue a redimir como pueblo para sí, a fin de hacerte un nombre grande y portentoso, echando las naciones de delante de tu pueblo, al que tú rescataste de Egipto?
22. Tú has establecido a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.
23. Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa sea establecida para siempre, y haz como has dicho.
24. Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David establecida delante de ti.
25. Porque tú, Dios mío, revelaste al oído de tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.
26. Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has prometido a tu siervo este bien;
27. y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.