49. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
50. Pero esto digo, hermanos: que carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
51. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados
52. en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al sonar la trompeta final; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
53. Porque es menester que esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
54. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
55. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
56. El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
57. Mas sean dadas gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58. Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.