48. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
50. Pero esto digo, hermanos: que carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
51. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados
52. en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al sonar la trompeta final; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.