1. Y acerca de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes.
2. Sabéis que cuando erais gentiles, ibais, tal como erais llevados, a los ídolos mudos.
3. Por tanto, os hago saber, que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús; y nadie puede afirmar que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo.
4. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.