Nueva Biblia al Día

Marcos 8:16-35 Nueva Biblia al Día (NBD)

16. Los discípulos se preguntaban intrigados: ¿Se referirá a que se nos olvidó el pan?

17. Jesús, que sabía lo que estaban comentando, les dijo:—¿Por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen el corazón tan endurecido?

18. ¿Acaso tienen ojos y no ven, y oídos y no escuchan? ¿Ya no se acuerdan de

19. que alimenté a cinco mil hombres con cinco panes? ¿Cuántas cestas llenas sobraron?—Doce— contestaron.

20. —Y cuando alimenté a los cuatro mil con siete panes, ¿qué sobró?—Siete cestas llenas —le respondieron.

21. —¿Y todavía no entienden? —les dijo.

22. Llegaron luego a Betsaida; le llevaron a un ciego y le rogaron que lo tocara.

23. Jesús tomó al ciego de la mano y lo sacó del pueblo. Una vez fuera, le mojó los ojos con saliva y le puso las manos encima.—¿Ves algo ahora? —le preguntó.

24. El hombre miró a su alrededor.—¡Sí! —dijo—. Veo gente y parecen como árboles que caminan.

25. Jesús le colocó de nuevo las manos sobre los ojos, y el hombre miró fijamente y pudo ver todo con claridad.

26. Jesús le ordenó que regresara con su familia.—No entres en el pueblo, —le dijo.

27. Jesús y sus discípulos siguieron hacia los pueblos de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó:—¿Quién cree la gente que soy?

28. —Algunos dicen que eres Juan el Bautista —le respondieron—; y otros afirman que eres Elías o uno de los profetas.

29. —¿Y quién creen ustedes que soy?Pedro le respondió:—¡Tú eres el Mesías!

30. Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie.

31. Y empezó a enseñarles que era necesario que el Hijo del hombre sufriera mucho y que iba a ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Les dijo también que lo matarían, pero resucitaría después de tres días.

32. Con tanta franqueza les habló, que Pedro lo llamó aparte y lo reprendió.

33. Pero Jesús le volvió la espalda y, mirando a los otros discípulos, reprendió a Pedro:—¡Apártate de mí, Satanás! ¡Estás mirando las cosas como las ven los hombres y no como las ve Dios!

34. Dicho esto, llamó a la multitud junto con sus discípulos y añadió:—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

35. El que se afana por salvar su vida, la perderá. Pero los que pierden su vida por mi causa y por la causa del evangelio, la salvarán.