Nueva Biblia al Día

Marcos 5:7-29 Nueva Biblia al Día (NBD)

7. y gritó con fuerza:—¡Qué tienes contra mí, Jesús, Hijo del Dios altísimo? ¡Te suplico por Dios que no me atormentes!

8-9. —¡Sal de este hombre, espíritu inmundo! —le ordenó Jesús; y luego le preguntó:—¿Cómo te llamas?El demonio le respondió:—Legión, porque somos muchos.

10. Los demonios le suplicaron que no los enviara lejos de aquella región.

11. Y como había por allí, cerca del cerro, un enorme hato de cerdos comiendo,

12. le suplicaron los demonios:—Envíanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos.

13. Al asentir Jesús, los espíritus inmundos salieron del hombre y entraron en los cerdos, que se precipitaron al lago por un despeñadero y se ahogaron. Eran como dos mil animales.

14. Los que cuidaban los cerdos corrieron a dar la noticia en la ciudad y en los campos, y la gente salió a ver lo que había sucedido.

15. Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado allí, vestido y en su pleno juicio, al que había estado endemoniado. Y les dio mucho miedo.

16. Al contarles los testigos presenciales lo ocurrido,

17. le pidieron a Jesús que se fuera de allí.

18. Jesús ya iba a regresar en la barca cuando se le acercó el que había estado endemoniado y le suplicó que lo dejara ir con él.

19. Pero Jesús le dijo:—No. Vete a tu casa, con los tuyos, y cuéntales las maravillas que el Señor ha hecho contigo, y cómo tuvo misericordia de ti.

20. Aquel hombre recorrió la Decápolis contando las grandes cosas que Jesús había hecho con él. Y la gente se maravillaba al oírlo.

21. Cuando Jesús desembarcó en la otra orilla del lago, una enorme multitud se reunió a su alrededor.

22. De la multitud se adelantó un hombre que se postró a los pies de Jesús. Era Jairo, uno de los jefes de la sinagoga.

23. —Señor —le suplicaba—, mi hija se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella, porque yo sé que puedes hacer que viva.

24-25. Jesús lo acompañó. En medio de aquella multitud que se apretujaba a su alrededor, estaba una mujer que durante los últimos doce años había estado enferma con cierto tipo de derrame de sangre.

26. Hacía mucho que sufría en manos de los médicos, y a pesar de haber gastado todo lo que tenía, en vez de mejorar estaba peor.

27. Enterada de lo que Jesús hacía, se le acercó por detrás, entre la multitud, y le tocó el manto,

28. porque pensaba que al tocarlo, sanaría.

29. Y, en efecto, tan pronto como lo tocó, el derrame cesó y se sintió perfectamente bien.