Nueva Biblia al Día

Marcos 15:9-29 Nueva Biblia al Día (NBD)

9. Pilato respondió:—¿Quieren que deje libre al rey de los judíos?

10. Les hizo esa pregunta porque se daba cuenta de que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.

11. Pero éstos incitaron a la gente para que Pilato dejara libre a Barrabás.

12. Pilato volvió a preguntar:—¿Y qué voy a hacer con el que ustedes llaman el rey de los judíos?

13. Ellos gritaron:—¡Crucifícalo!

14. Él les decía:—¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?Pero ellos gritaron todavía más fuerte:—¡Crucifícalo!

15. Como Pilato quería tener contenta a la gente, dejó en libertad a Barrabás; después mandó que azotaran a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran.

16. Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio, al lugar llamado pretorio, y reunieron a toda la tropa.

17. Le pusieron un manto de color púrpura; también trenzaron una corona de espinas y se la pusieron.

18. Y le gritaban:—¡Viva el rey de los judíos!

19. Lo golpeaban en la cabeza con una caña y lo escupían, y doblando la rodilla, le hacían reverencias.

20. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto y le pusieron su propia ropa. Por último, lo sacaron para crucificarlo.

21. A un hombre de Cirene, que pasaba por allí al regresar del campo, lo obligaron a llevar la cruz. El hombre se llamaba Simón, y era padre de Alejandro y de Rufo.

22. Llevaron, pues, a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa: Lugar de la Calavera).

23. Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero no lo tomó.

24. Entonces lo crucificaron. Repartieron la ropa de Jesús, y lo hicieron echando suertes para ver con qué se quedaba cada uno.

25. Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.

26. Un letrero tenía escrita la causa de su condena: «El Rey de los judíos».

27. Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

28. Con esto se cumplieron las Escrituras que dicen: “Contado fue entre malvados”.

29. Los que pasaban por allí meneaban la cabeza y lo insultaban diciendo:—¡Eh! Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes,