Nueva Biblia al Día

2 Samuel 18:1-14 Nueva Biblia al Día (NBD)

1. David pasó revista a sus tropas y puso jefes de mil y de cien soldados.

2. La tercera parte de los soldados quedó bajo el mando de Joab; otra tercera parte, bajo el mando de Abisay (hermano de Joab, hijo de Sarvia), y la otra tercera parte, bajo el mando de Itay el guitita. El rey quería dirigir al pueblo,

3. pero ellos se opusieron con firmeza —mi rey no debe hacer eso —le dijeron—, porque si tenemos que huir, o la mitad de nosotros muere, los enemigos no irán tras nosotros, porque es a usted al que buscan. Usted vale más que diez mil de nosotros, y es mejor que se quede en la ciudad y nos envíe socorro si lo necesitamos.

4. —Bien, hagan lo que les parezca mejor —respondió finalmente el rey, y se quedó en la puerta de la ciudad viendo pasar sus tropas.

5. Pero antes de que se marcharan, el rey les suplicó a Joab, a Abisay y a Itay:—Por amor a mí, traten con gentileza al joven Absalón.Y soldados oyeron cuando el rey les daba este encargo.

6. Marcharon a pelear contra los israelitas, y la batalla comenzó en el bosque de Efraín.

7. Los israelitas fueron derrotados por los hombres de David. Hubo una gran matanza y veinte mil hombres murieron aquel día.

8. La batalla se extendió a través de todo el país, y fueron más los que se perdieron en el bosque que los que murieron a espada.

9. Durante la batalla, Absalón se encontró de repente con algunos hombres de David, y mientras huía en su mula, pasó debajo de las ramas de una gran encina, y el pelo se le enredó en las ramas. La mula siguió su camino, pero él quedó suspendido de las ramas.

10. Uno de los hombres de David lo vio y se lo dijo a Joab.

11. —¿Qué? ¿Lo has visto y no le has dado muerte? —dijo Joab—. Yo te habría recompensado con diez monedas de plata y un cinturón.

12. —Aun cuando me hubiera dado mil monedas de plata, no lo habría hecho, porque todos oímos que el rey les dijo a usted, a Abisay y a Itay: «Por amor a mí, no le hagan daño al joven Absalón».

13. Y si yo hubiera traicionado al rey dando muerte a su hijo (y el rey ciertamente hubiera descubierto quién lo hizo), usted mismo habría sido el primero en acusarme.

14. —¡Basta de decir necedades! —dijo Joab.Enseguida tomó tres dardos y los clavó en el corazón de Absalón, que aún colgaba vivo de la encina.