La Palabra Versión Hispanoamericana

Romanos 7:4-15 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

4. De modo semejante, también ustedes, hermanos míos, por la muerte corporal de Cristo, han muerto a la ley. Son, pues, libres para entregarse a otro, al resucitado de entre los muertos, a fin de producir frutos para Dios.

5. Mientras vivíamos sometidos a nuestras desordenadas apetencias humanas, éramos terreno abonado para que nuestras bajas pasiones, activadas por la ley, produjeran frutos de muerte.

6. Ahora, en cambio, muertos a la ley que nos tenía bajo su yugo, hemos quedado liberados de ella y podemos servir a Dios, no según la letra de la vieja ley, sino conforme a la nueva vida del Espíritu.

7. ¿Querrá todo esto decir que la ley es pecado? ¡De ningún modo! Claro que, sin la ley, yo no habría experimentado el pecado. Por ejemplo, yo ignoraba lo que es tener malos deseos, hasta que vino la ley y dijo: No tengas malos deseos.

8. Fue el pecado el que, aprovechando la ocasión que le proporcionaba el mandamiento, despertó en mí toda clase de malos deseos; sin la ley, pues, el pecado sería ineficaz.

9. Hubo un tiempo en que, al no haber ley, todo era vida para mí. Pero, al venir el mandamiento, revivió el pecado,

10. y la muerte se abatió sobre mí. Un mandamiento que debía ser portador de vida, se convirtió para mí en instrumento de muerte.

11. Porque el pecado se aprovechó del mandamiento para engañarme y, valiéndose de él, me causó la muerte.

12. La ley, ciertamente, es santa. Y los mandamientos son santos, justos y buenos.

13. Entonces, algo bueno en sí mismo ¿se habrá convertido en mortífero para mí? ¡De ningún modo! Lo que sucede es que el pecado, para demostrar que lo es verdaderamente, me causó la muerte sirviéndose de algo bueno. Y así, con ayuda del mandamiento, el pecado se convierte en algo sobremanera mortífero.

14. Sabemos, pues, que la ley pertenece a la esfera del espíritu. En cambio, yo no soy más que un simple mortal vendido como esclavo al pecado.

15. Realmente no acabo de entender lo que me pasa ya que no hago lo que de veras deseo, sino lo que detesto.