20. Lejos de hacerle caer en la incredulidad, la promesa de Dios robusteció su fe. Reconoció así la grandeza de Dios y
21. manifestó su plena convicción de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete.
22. Esto precisamente le valió para ser amigo de Dios.
23. Y cuando dice la Escritura «le valió» no se refiere únicamente a Abrahán,
24. sino también a nosotros, a quienes «nos valdrá» igualmente, a nosotros que creemos en el que resucitó a Jesús, nuestro Señor,
25. a quien Dios entregó a la muerte por nuestros pecados y resucitó para ser nuestra salvación.