La Palabra Versión Hispanoamericana

Romanos 4:1-15 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. Veamos el caso de Abrahán, nuestro antepasado. ¿Qué decir de él?

2. Si Abrahán hubiese obtenido la amistad divina en virtud de sus obras, tendría razón para sentirse orgulloso. Aunque nunca ante Dios.

3. Pues ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán a Dios y esto le valió que Dios le concediera su amistad.

4. Por otra parte, el salario del que trabaja no es un regalo, sino una deuda.

5. De modo que quien no pone su confianza en las propias obras, sino que se fía de Dios, que restablece en su amistad al pecador, efectivamente esa su fe lo restablece en la amistad divina.

6. Igualmente David llama dichosos a quienes Dios ha restablecido en su amistad con independencia de las obras:

7. ¡Dichosos aquellos a quienes Dios ha perdonado sus culpas, y aquellos cuyos pecados ha sepultado en lo profundo!

8. ¡Dichoso aquel a quien el Señor no le toma en cuenta su pecado!

9. ¿A quién se dirige esta felicitación? ¿Solamente a los que están circuncidados o también a los que no lo están? Hemos dicho que la fe le valió a Abrahán para que Dios le concediera su amistad.

10. ¿Y cuándo sucedió esto? ¿Antes o después de haberse circuncidado? Sin duda, sucedió antes.

11. La circuncisión la recibió más tarde como una señal, como un sello garantizador de que ya se le había concedido la amistad divina mediante la fe, aun antes de estar circuncidado. De esta manera, Abrahán se ha convertido en padre de todos los que creen sin estar circuncidados, por cuanto también a ellos Dios los restablece en su amistad.

12. Y al mismo tiempo se ha convertido en padre para los que, estando circuncidados, no confían únicamente en la circuncisión, sino que siguen las huellas de la fe que, antes de circuncidarse, tuvo ya nuestro padre Abrahán.

13. Dios prometió a Abrahán y a sus descendientes que recibirían en herencia el mundo entero. Y no vinculó tal promesa a ley alguna, sino a la fuerza salvadora de la fe.

14. Pues bien, si los herederos lo fueran en virtud del cumplimiento de la ley, la fe quedaría sin valor, y la promesa sin eficacia.

15. La ley lleva consigo la sanción punitiva; pero donde no existe ley, tampoco hay violación de ella.