10. Porque se necesita la fe interior del corazón para que Dios restablezca en su amistad, y la pública confesión de esa fe para obtener la salvación.
11. Pues dice la Escritura: Nadie que ponga en él su confianza quedará defraudado.
12. Y no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, y su generosidad se desborda con todos los que lo invocan.
13. Por tanto, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
14. Ahora bien, ¿cómo van a invocar a aquel en quien no creen? ¿Y cómo van a creer en él si no han oído su mensaje? ¿Y cómo van a oír su mensaje si nadie lo proclama?