La Palabra Versión Hispanoamericana

Números 22:8-27 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. Él les respondió:—Pasen aquí esta noche y yo les contestaré según me diga el Señor.Se quedaron, en efecto, con Balaán aquella noche los dignatarios de Moab.

9. Y tuvo Balaán una visión en la que Dios le preguntó:—¿Qué es lo que quieren esos hombres de ti?

10. Balaán respondió a Dios:— Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado este mensaje:

11. «Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; Ven, pues, y maldice a ese pueblo de mi parte; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio».

12. Pero Dios dijo a Balaán:—No vayas con ellos. Tú no debes maldecir a ese pueblo porque es un pueblo bendito.

13. Balaán se levantó por la mañana y dijo a los dignatarios de Balac:—Retornen a su tierra, porque el Señor no me deja ir con ustedes.

14. Los dignatarios de Moab partieron y regresaron donde estaba Balac y le dijeron:—Balaán rehusó venir con nosotros.

15. Entonces Balac envió otros dignatarios, más numerosos y más honorables que los anteriores,

16. los cuales llegaron adonde estaba Balaán y le dijeron:—Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no rehúses venir a mí.

17. Yo te recompensaré espléndidamente y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora y maldice a este pueblo de mi parte.

18. Pero Balaán respondió a los enviados de Balac:—Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, yo no podré hacer nada, grande o pequeño, que vaya contra lo mandado por el Señor, mi Dios.

19. Les ruego, por tanto, que pasen aquí esta noche para que yo averigüe si el Señor tiene algo que decirme.

20. Esa noche se apareció Dios a Balaán y le dijo:—Ya que esos hombres han venido a buscarte, puedes ir con ellos. Pero solo harás lo que yo te ordene.

21. Cuando Balaán se levantó por la mañana, aparejó su burra y partió con los dignatarios moabitas.

22. Pero, una vez en marcha, se encendió la ira de Dios y el ángel del Señor se interpuso en el camino cerrándole el paso. Iba él montado en su burra, con sus dos criados acompañándole,

23. cuando de pronto la burra vio al ángel del Señor, de pie en medio del camino con su espada desenvainada en la mano; se desvió entonces la burra del camino y se echó a correr por el campo, mientras Balaán golpeaba a la burra para hacerla volver al camino.

24. Pero el ángel del Señor le cerró el camino poniéndose en medio de una senda que discurría entre las viñas, con una tapia por ambos lados.

25. Al ver al ángel del Señor, la burra se pegó al muro apretando contra él la pierna de Balaán que volvió a apalearla.

26. De nuevo el ángel del Señor se adelantó y se plantó en una angostura donde no había camino para desviarse ni a derecha ni a izquierda.

27. Cuando la burra vio otra vez al ángel del Señor, se tumbó en el suelo teniendo encima a Balaán que, por su parte, estaba enfurecido y no cesaba de apalearla con su vara.