La Palabra Versión Hispanoamericana

Mateo 21:19-37 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

19. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella; pero únicamente encontró hojas. Entonces dijo a la higuera:—¡Que nunca más vuelvas a dar fruto!Y en aquel mismo instante se secó la higuera.

20. Al ver aquello, los discípulos se quedaron atónitos, y decían:—¿Cómo ha podido secarse de repente la higuera?

21. Jesús les contestó:—Les aseguro que, si tienen fe y no dudan, no solamente harán esto de la higuera, sino que si dicen a este monte que se quite de ahí y se arroje al mar, así ocurrirá.

22. Todo cuanto pidan orando con fe, lo recibirán.

23. Jesús entró en el Templo y mientras enseñaba se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron:—¿Con qué derecho haces tú todo eso? ¿Quién te ha autorizado para ello?

24. Jesús les contestó:—Yo también voy a preguntarles una cosa. Si me responden, les diré con qué derecho hago todo esto.

25. ¿De quién recibió Juan el encargo de bautizar: del cielo o de los hombres?Ellos se pusieron a razonar entre sí: «Si contestamos que lo recibió de Dios, él nos dirá: “¿Por qué, pues, no le creyeron?”

26. Y si decimos que lo recibió de los hombres, corremos el peligro de la reacción del pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta».

27. Así que respondieron a Jesús:—No lo sabemos.A lo que él replicó:—Pues tampoco yo les diré con qué derecho hago todo esto.

28. —¿Qué les parece? Una vez, un hombre que tenía dos hijos le dijo a uno de ellos: «Hijo, hoy tienes que ir a trabajar a la viña».

29. El hijo contestó: «No quiero ir». Pero más tarde cambió de idea y fue.

30. Lo mismo le dijo el padre al otro hijo, que le contestó: «Sí, padre, iré». Pero no fue.

31. Díganme, ¿cuál de los dos cumplió el mandato de su padre?Ellos respondieron:—El primero.Y Jesús añadió:—Pues les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van a entrar en el reino de Dios antes que ustedes.

32. Porque vino Juan* mostrando con su vida cómo se debe cumplir la voluntad de Dios, y ustedes no le creyeron; en cambio, sí le creyeron los recaudadores de impuestos y las prostitutas. Y ustedes lo vieron, pero ni aun así cambiaron de actitud dándole crédito.

33. Escuchen esta otra parábola: Una vez un padre de familia plantó una viña*, la cercó con una valla, construyó un lagar y levantó en ella una torre; luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje.

34. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió sus criados para percibir de los labradores el fruto que le correspondía.

35. Pero los labradores, cayendo sobre los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

36. El amo envió otros criados, en mayor número que la primera vez; pero los labradores hicieron lo mismo con ellos.

37. Por último envió a su propio hijo, pensando: «A mi hijo lo respetarán».