La Palabra Versión Hispanoamericana

Mateo 11:5-21 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

5. los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios*, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.

6. ¡Y felices aquellos para quienes yo no soy causa de tropiezo!

7. Cuando se fueron los enviados de Juan, Jesús se puso a hablar de él a la gente. Decía:—Cuando ustedes salieron a ver a Juan al desierto, ¿qué esperaban encontrar? ¿Una caña agitada por el viento?

8. ¿O esperaban encontrar un hombre espléndidamente vestido? ¡Los que visten con esplendidez viven en los palacios reales!

9. ¿Qué esperaban entonces encontrar? ¿Un profeta? Pues sí, les aseguro, y más que profeta.

10. Precisamente a él se refieren las Escrituras cuando dicen: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.

11. Les aseguro que no ha nacido nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

12. Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es objeto de violencia y los violentos pretenden arrebatarlo.

13. Así lo anunciaron todos los profetas y la ley de Moisés hasta que llegó Juan.

14. Pues, en efecto, Juan es Elías, el profeta que tenía que venir.

15. Quien pueda entender esto, que lo entienda.

16. ¿A qué compararé esta gente de hoy? Puede compararse a esos niños que, sentados en la plaza, interpelan a los otros

17. diciendo: «Hemos tocado la flauta para ustedes y ustedes no han bailado; les hemos cantado tonadas tristes, y no han llorado».

18. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron de él: «Tiene un demonio dentro».

19. Pero después vino el Hijo del hombre* que come y bebe, y dicen: «Ahí tienen a uno que es glotón y borracho, amigo de andar con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación*». Pero la sabiduría se acredita por sus propios resultados.

20. Los pueblos donde Jesús había hecho la mayor parte de sus milagros no se habían convertido. Entonces se puso a reprochárselo, diciendo:

21. —¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!* Porque si en Tiro y en Sidón* se hubieran realizado los milagros que se han realizado en medio de ustedes, ya hace mucho tiempo que sus habitantes se habrían convertido, y lo habrían demostrado con luto y ceniza.