10. ni zurrón para el camino, ni dos trajes, ni zapatos, ni bastón, porque el que trabaja tiene derecho a su sustento.
11. Cuando lleguen a algún pueblo o aldea, averigüen qué persona hay allí digna de confianza y quédense en su casa hasta que salgan del lugar.
12. Y cuando entren en la casa, saluden a sus moradores.
13. Si lo merecen, la paz de su saludo quedará con ellos; si no lo merecen, la paz se volverá a ustedes.
14. Y si nadie quiere recibirlos ni escuchar la palabra de ustedes, entonces abandonen aquella casa o aquel pueblo y sacúdanse el polvo pegado a los pies.