10. Y suplicaba insistentemente a Jesús que no los echara fuera de aquella región.
11. Al pie de la montaña estaba paciendo una gran piara de cerdos,
12. y los espíritus rogaron a Jesús:—Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
13. Jesús se lo permitió, y los espíritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos. Al instante, la piara se lanzó pendiente abajo hasta el lago, donde los cerdos, que eran unos dos mil, se ahogaron.
14. Los porquerizos salieron huyendo y lo contaron en el pueblo y por los campos, de manera que la gente fue allá a ver lo sucedido.