37. Volvió entonces y, al encontrar dormidos a los discípulos, dijo a Pedro:—Simón, ¿duermes? ¿Ni siquiera has podido velar una hora?
38. Manténganse vigilantes y oren para que no desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas.
39. Otra vez se alejó de ellos y oró diciendo lo mismo.
40. Regresó de nuevo a donde estaban los discípulos y volvió a encontrarlos dormidos, pues tenían los ojos cargados de sueño. Y no supieron qué contestarle.