La Palabra Versión Hispanoamericana

Lucas 9:9-25 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

9. Pero Herodes dijo:—Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas?Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.

10. Cuando volvieron los apóstoles, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Jesús se los llevó aparte, a un pueblo llamado Betsaida.

11. Pero la gente se dio cuenta y lo siguió. Jesús los acogió, les habló del reino de Dios y curó a los enfermos.

12. Al comenzar a declinar el día, los Doce se acercaron a Jesús y le dijeron:—Despide a toda esa gente para que vayan a las aldeas y caseríos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en despoblado.

13. Jesús les contestó:—Denles de comer ustedes mismos.Ellos replicaron:—Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.

14. Eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos:—Hagan que se recuesten en grupos como de cincuenta personas.

15. Ellos siguieron sus instrucciones, y toda la gente se recostó.

16. Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente.

17. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes.

18. En una ocasión en que Jesús se había retirado para orar a solas, los discípulos fueron a reunirse con él. Jesús, entonces, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo?

19. Ellos contestaron:—Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas que ha resucitado.

20. Jesús insistió:—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?Entonces Pedro declaró:—¡Tú eres el Mesías enviado por Dios!

21. Jesús, por su parte, les encargó encarecidamente que a nadie dijeran nada de esto.

22. Les dijo también:—El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho; va a ser rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley que le darán muerte; pero al tercer día resucitará.

23. Y añadió, dirigiéndose a todos:—Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme.

24. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará.

25. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si él se pierde o se destruye a sí mismo?