La Palabra Versión Hispanoamericana

Lucas 9:31-48 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

31. los cuales, envueltos en un resplandor glorioso, hablaban con Jesús de lo que estaba a punto de sucederle en Jerusalén.

32. Pedro y sus compañeros se sentían cargados de sueño, pero se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos personajes que estaban con él.

33. Luego, mientras estos se separaban de Jesús, dijo Pedro:—¡Maestro, qué bien estamos aquí! Hagamos tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.En realidad, Pedro no sabía lo que decía.

34. Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en la sombra de una nube, y se asustaron al verse en medio de ella.

35. Entonces salió de la nube una voz que decía:—Este es mi Hijo elegido. Escúchenlo.

36. Todavía resonaba la voz cuando Jesús se encontró solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.

37. Al día siguiente, cuando bajaron del monte, mucha gente salió al encuentro de Jesús.

38. De pronto, un hombre de entre la gente gritó:—¡Maestro, por favor, mira a mi hijo, que es el único que tengo!

39. Un espíritu maligno se apodera de él y de repente comienza a gritar; luego lo zarandea con violencia, haciéndole echar espuma por la boca y, una vez que lo ha destrozado, a duras penas se aparta de él.

40. He rogado a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido.

41. Jesús exclamó:—¡Gente incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo habré de estar con ustedes y soportarlos? Trae aquí a tu hijo.

42. Cuando el muchacho se acercaba a Jesús, el demonio lo derribó al suelo y le hizo retorcerse. Jesús, entonces, increpó al espíritu impuro, curó al muchacho y lo devolvió a su padre.

43. Y todos se quedaron atónitos al comprobar la grandeza de Dios.Mientras todos seguían admirados por lo que Jesús había hecho, él dijo a sus discípulos:

44. —Escúchenme bien y no olviden esto: el Hijo del hombre está a punto de ser entregado en manos de los hombres.

45. Pero ellos no comprendieron lo que les decía; todo les resultaba enigmático de modo que no lo entendían. Y tampoco se atrevían a pedirle una explicación.

46. Los discípulos comenzaron a discutir quién de ellos era el más importante.

47. Pero Jesús, que se dio cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño, lo puso a su lado

48. y les dijo:—El que reciba en mi nombre a este niño, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe al que me ha enviado. Porque el más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante.