La Palabra Versión Hispanoamericana

Lucas 23:14-34 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

14. y les dijo:—Ustedes me han traído a este hombre diciendo que está alterando el orden público; pero yo lo he interrogado delante de ustedes y no he encontrado en él ningún crimen de los que lo acusan.

15. Y Herodes tampoco, puesto que nos lo ha devuelto. Es evidente que no ha hecho nada que merezca la muerte.

16. Por tanto, voy a castigarlo y luego lo soltaré.[

17. ]

18. Entonces toda la multitud se puso a gritar:—¡Quítanos de en medio a ese y suéltanos a Barrabás!

19. Este Barrabás estaba en la cárcel a causa de una revuelta ocurrida en la ciudad y de un asesinato.

20. Pilato, que quería poner en libertad a Jesús, habló de nuevo a la gente.

21. Pero ellos continuaban gritando:—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!

22. Por tercera vez les dijo:—¿Pues cuál es su delito? No he descubierto en él ningún crimen que merezca la muerte; así que voy a castigarlo y luego lo soltaré.

23. Pero ellos insistían pidiendo a grandes gritos que lo crucificara; y sus gritos arreciaban cada vez más.

24. Así que Pilato resolvió acceder a lo que pedían:

25. puso en libertad al que tenía preso por una revuelta callejera y un asesinato, y les entregó a Jesús para que hiciesen con él lo que quisieran.

26. Cuando lo llevaban para crucificarlo, echaron mano de un tal Simón, natural de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

27. Lo acompañaba mucha gente del pueblo junto con numerosas mujeres que lloraban y se lamentaban por él.

28. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:—Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí; lloren, más bien, por ustedes mismas y por sus hijos.

29. Porque vienen días en que se dirá: «¡Felices las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no amamantaron!».

30. La gente comenzará entonces a decir a las montañas: «¡Caigan sobre nosotros!»; y a las colinas: «¡Sepúltennos!».

31. Porque si al árbol verde le hacen esto, ¿qué no le harán al seco?

32. Llevaban también a dos criminales para ejecutarlos al mismo tiempo que a Jesús.

33. Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», crucificaron a Jesús y a los dos criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda.

34. Jesús entonces decía:—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.Los soldados se repartieron las ropas de Jesús echándolas a suertes.