La Palabra Versión Hispanoamericana

Levítico 14:18-29 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

18. Y el resto del aceite que aún le quede en su mano, lo derramará sobre la cabeza de quien se purifica. De esta manera el sacerdote hará expiación por él en presencia del Señor.

19. El sacerdote presentará luego la ofrenda de purificación, y hará expiación por el que se ha de purificar de su impureza. Seguidamente inmolará la víctima del holocausto

20. y ofrecerá sobre el altar el holocausto y la ofrenda de cereal. El sacerdote hará de esta manera expiación por el oferente que recobrará el estado de pureza.

21. Pero si quien se ha de purificar es pobre y carece de medios suficientes, entonces traerá un cordero como ofrenda de reparación; hará el rito de la elevación* y el de expiación, y traerá también dos kilos* de flor de harina amasada con aceite para la ofrenda de cereal, un cuarto de litro de aceite,

22. y dos tórtolas o dos pichones, según sus recursos: uno para la ofrenda de purificación y el otro para el holocausto.

23. Al octavo día los presentará al sacerdote para su purificación; lo hará a la entrada de la Tienda del encuentro en presencia del Señor.

24. Tomará entonces el sacerdote el cordero de la ofrenda de reparación y el cuarto de litro de aceite, haciendo con ellos el rito de la elevación ante el Señor,

25. inmolará el cordero del sacrificio de reparación, tomará un poco de la sangre de la víctima inmolada y untará con ella el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho de la persona que se purifica.

26. Luego el sacerdote echará un poco del aceite sobre la palma de su mano izquierda

27. y, con el índice de su mano derecha, hará siete aspersiones ante el Señor utilizando el aceite que tiene en su mano izquierda.

28. A continuación, con el aceite que tiene en su mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho de quien se purifica, por encima del lugar untado con la sangre de la ofrenda de reparación.

29. Y lo que reste del aceite que tiene en su mano, lo derramará el sacerdote sobre la cabeza de la persona que se purifica, para hacer expiación por ella en presencia del Señor.