La Palabra Versión Hispanoamericana

Jueces 9:9-24 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

9. Les respondió el olivo:«¿Voy a renunciar a mi aceitehonra de dioses y humanos,para ir a mecerme por encima de los árboles?».

10. Los árboles dijeron a la higuera:«Ven tú y reina sobre nosotros».

11. Les respondió la higuera:«¿Voy a renunciar a mi dulzuray a mi sabroso fruto,para ir a mecerme por encima de los árboles?».

12. Los árboles dijeron a la vid:«Ven tú y reina sobre nosotros».

13. Les respondió la vid:«¿Voy a renunciar a mi mosto,alegría de dioses y de humanos,para ir a mecerme por encima de los árboles?».

14. Todos los árboles dijeron a la zarza:«Ven tú y reina sobre nosotros».

15. La zarza respondió a los árboles:«Si de veras vienen a ungirmepara que reine sobre ustedes,vengan y cobíjense a mi sombra.Y si no, que brote fuego de la zarzay devore los cedros del Líbano».

16. Pues bien, ¿es que han obrado con sinceridad y lealtad al elegir rey a Abimélec? ¿Se han portado bien con Jerubaal y su familia y lo han tratado según merecía?

17. Mi padre combatió por ustedes, arriesgó su vida, los libró de la mano de Madián;

18. ustedes, en cambio, se han alzado hoy contra la familia de mi padre, han asesinado a sus hijos, setenta hombres sobre una misma piedra, y han puesto por rey sobre los señores de Siquén a Abimélec, el hijo de una esclava suya, con el pretexto de que él es hermano de ustedes.

19. Si han obrado con sinceridad y lealtad con Jerubaal y con su familia en el día de hoy, que Abimélec sea su alegría y ustedes la suya.

20. Pero si no, que salga fuego de Abimélec y devore a los señores de Siquén y de Bet Miló; y que salga fuego de los señores de Siquén y Bet Miló y devore a Abimélec.

21. Después de esto, Jotán huyó y se puso a salvo en Beer, donde se estableció, lejos del alcance de su hermano Abimélec.

22. Abimélec gobernó durante tres años en Israel.

23. Pero Dios envió un espíritu de discordia entre Abimélec y los señores de Siquén hasta el punto de que estos traicionaron a Abimélec,

24. para que el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerubaal fuera vengado y su sangre cayera sobre su hermano Abimélec, que los había asesinado, y sobre los señores de Siquén que le habían ayudado a asesinar a sus hermanos.