La Palabra Versión Hispanoamericana

Jueces 16:17-27 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

17. le abrió todo su corazón y le dijo:—La navaja no ha pasado nunca por mi cabeza, porque soy un consagrado a Dios desde el vientre de mi madre. Si me cortaran el pelo, mi fuerza se retiraría de mí, me debilitaría y sería como un hombre cualquiera.

18. Dalila comprendió que le había abierto todo su corazón, mandó llamar a los jefes de los filisteos y les dijo:—Vengan, que esta vez me ha abierto todo su corazón.Vinieron los jefes de los filisteos con el dinero para la mujer,

19. y esta adormeció a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un hombre que le cortó las siete trenzas de su cabellera. Inmediatamente Sansón comenzó a debilitarse, y perdió su fuerza.

20. Dalila entonces gritó:—¡Sansón! ¡Los filisteos!Se despertó Sansón de su sueño pensando:—Saldré airoso como las otras veces y me los sacudiré de encima.No sabía que el Señor ya no estaba con él.

21. Los filisteos se apoderaron de él, le sacaron los ojos, y lo llevaron a Gaza. Allí lo ataron con una doble cadena de bronce y lo encerraron en la cárcel donde daba vueltas a la rueda de molino.

22. Pero, apenas cortado, el pelo de su cabeza empezó a crecer de nuevo.

23. Los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón. En medio de la grandiosa fiesta proclamaban:Nuestro dios nos ha entregadoa Sansón, nuestro enemigo.

24. Al verlo, la gente alababa a su dios repitiendo:Nuestro dios ha puesto en nuestras manosa Sansón nuestro enemigo,al que asolaba nuestra tierray multiplicaba nuestros muertos.

25. Y como estaban alegres, dijeron:—Llamen a Sansón para que nos divierta.Trajeron, pues, a Sansón de la cárcel y se divertían a costa de él. Luego lo dejaron de pie entre las columnas.

26. Sansón entonces dijo al muchacho que lo llevaba de la mano:—Ponme donde pueda tocar las columnas sobre las que descansa el edificio, para que me pueda apoyar en ellas.

27. El edificio estaba abarrotado de hombres y mujeres. Estaban dentro todos los jefes de los filisteos y, en el terrado, unos tres mil hombres y mujeres que se divertían a costa de Sansón.