La Palabra Versión Hispanoamericana

Juan 18:8-25 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. Jesús les dijo:—Ya les he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscan a mí, dejen que estos se vayan.

9. (Así se cumplió lo que él mismo había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste»).

10. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Este criado se llamaba Malco).

11. Pero Jesús dijo a Pedro:—Envaina la espada. ¿Es que no he de beber esta copa de amargura que el Padre me ha destinado?

12. La tropa, con su comandante al frente, y los guardias judíos arrestaron a Jesús y lo maniataron.

13. Llevaron primero a Jesús a casa de Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año.

14. (Este Caifás era el que había dado a los judíos aquel consejo: «Es conveniente que muera un solo hombre por el pueblo»).

15. Simón Pedro y otro discípulo se fueron detrás de Jesús. Este discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, entró al mismo tiempo que Jesús en la mansión del sumo sacerdote.

16. Pedro, en cambio, tuvo que quedarse afuera, a la puerta, hasta que salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera y consiguió que lo dejaran entrar.

17. Pero la criada que hacía de portera se fijó en Pedro y le preguntó:—¿No eres tú de los discípulos de ese hombre?Pedro contestó:—No, no lo soy.

18. Como hacía frío, los criados y los guardias habían encendido una hoguera y estaban allí de pie, calentándose. También Pedro se quedó de pie junto a ellos, calentándose.

19. El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza.

20. Jesús le respondió:—Yo he hablado siempre en público a todo el mundo. He enseñado en las sinagogas y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos. No he enseñado nada clandestinamente.

21. ¿A qué viene este interrogatorio? Pregunta a mis oyentes; ellos te informarán sobre lo que he dicho.

22. Al oír esta respuesta, uno de los guardias que estaban junto a Jesús le dio una bofetada, al tiempo que lo increpaba:—¿Cómo te atreves a contestar así al sumo sacerdote?

23. Jesús le replicó:—Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?

24. Entonces Anás envió a Jesús atado a Caifás, el sumo sacerdote,

25. mientras Simón Pedro seguía allí de pie, calentándose. Alguien le preguntó:—¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?Pedro lo negó diciendo:—No, no lo soy.