La Palabra Versión Hispanoamericana

Juan 11:23-43 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

23. Jesús le contestó:—Tu hermano resucitará.

24. Marta replicó:—Sé muy bien que volverá a la vida al fin de los tiempos, cuando tenga lugar la resurrección de los muertos.

25. Jesús entonces le dijo:—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;

26. y ninguno de los que viven y tienen fe en mí morirá para siempre. ¿Crees esto?

27. Marta contestó:—Sí, Señor; yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que había de venir al mundo.

28. Dicho esto, Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído:—El Maestro está aquí y pregunta por ti.

29. María se levantó rápidamente y salió al encuentro de Jesús,

30. que no había entrado todavía en el pueblo, sino que estaba aún en el lugar en que Marta se había encontrado con él.

31. Los judíos que estaban en casa con María, consolándola, al ver que se levantaba y salía muy de prisa, la siguieron, pensando que iría a la tumba de su hermano para llorar allí.

32. Cuando María llegó al lugar donde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y exclamó:—Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.

33. Jesús, al verla llorar a ella y a los judíos que la acompañaban, lanzó un suspiro y, profundamente emocionado,

34. preguntó:—¿Dónde lo han sepultado?Ellos contestaron:—Ven a verlo, Señor.

35. Jesús se echó a llorar,

36. y los judíos allí presentes comentaban:—Bien se ve que lo quería de verdad.

37. Pero algunos dijeron:—Y este, que dio vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para evitar la muerte de su amigo?

38. Jesús, de nuevo profundamente emocionado, se acercó a la tumba. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.

39. Jesús les ordenó:—Quiten la piedra.Marta, la hermana del difunto, le advirtió:—Señor, tiene que oler ya, pues lleva sepultado cuatro días.

40. Jesús le contestó:—¿No te he dicho que, si tienes fe, verás la gloria de Dios?

41. Quitaron, pues, la piedra y Jesús, mirando al cielo, exclamó:—Padre, te doy gracias porque me has escuchado.

42. Yo sé que me escuchas siempre; si me expreso así, es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.

43. Dicho esto, exclamó con voz potente:—¡Lázaro, sal afuera!