La Palabra Versión Hispanoamericana

Jeremías 52:3-15 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

3. Por eso, Jerusalén y Judá sufrieron las consecuencias de la cólera del Señor, que los arrojó de su presencia. Sedecías, por su parte, se rebeló contra el rey de Babilonia.

4. El año noveno de su reinado, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén con todo su ejército. Acampó junto a ella y mandó construir torres de asalto alrededor.

5. La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedecías.

6. El día nueve del cuarto mes, el hambre se hizo insoportable en la ciudad y la gente no tenía nada que comer.

7. Entonces el enemigo abrió una brecha en la muralla de la ciudad y todos los soldados, aprovechando la noche, huyeron de la ciudad por una puerta entre las dos murallas, la que da a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y se marcharon por el camino de la Arabá.

8. El ejército caldeo persiguió al rey Sedecías y le dio alcance en la llanura de Jericó, al tiempo que las tropas reales se dispersaban, dejándolo solo.

9. Los caldeos apresaron al rey y lo condujeron ante el rey de Babilonia, que estaba en Ribla, en territorio de Jamat. Y allí mismo dictó sentencia contra él.

10. El rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedecías en presencia de este, y también hizo degollar en Ribla a todos los nobles de Judá.

11. A Sedecías le sacó los ojos y se lo llevó encadenado a Babilonia, donde lo encerró en prisión hasta su muerte.

12. El día diez del mes quinto (que corresponde al año décimo noveno del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia), llegó a Jerusalén Nabusardán, jefe de la guardia y consejero del rey de Babilonia.

13. Incendió el Templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén, prendiendo fuego a todos los edificios principales.

14. El ejército caldeo comandado por el jefe de la guardia derribó las murallas de Jerusalén.

15. Nabusardán, jefe de la guardia, se llevó deportados al resto de la gente que había quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de los artesanos.