La Palabra Versión Hispanoamericana

Jeremías 37:1-16 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. Sedecías, hijo de Josías, sucedió en el trono a Jeconías, hijo de Joaquín. Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo había nombrado rey de Judá.

2. Ni él, ni sus ministros ni la gente del país hicieron caso de las palabras que el Señor había comunicado por medio del profeta Jeremías.

3. El rey Sedecías envió a Jehucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo del sacerdote Maasías, con este mensaje para el profeta Jeremías: «Consulta de nuestra parte al Señor, nuestro Dios».

4. Por entonces Jeremías andaba entre la gente, pues aún no lo habían metido en la cárcel.

5. Los caldeos estaban sitiando Jerusalén, pero al enterarse de que el ejército del faraón había salido de Egipto, levantaron el cerco.

6. El profeta Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:

7. —Así dice el Señor, Dios de Israel: Esto dirás al rey de Judá que te ha enviado a consultarme: El ejército del faraón, que había salido para ayudarlos a ustedes, se vuelve a Egipto, su país.

8. Los caldeos volverán, atacarán esta ciudad, la capturarán y le prenderán fuego.

9. Así dice el Señor: No se engañen a ustedes mismos pensando que los caldeos van a levantar el cerco, pues no se irán.

10. Aunque ustedes destruyeran al ejército caldeo, que en estos momentos los ataca, y quedaran solo algunos heridos en sus tiendas, se levantarían y pegarían fuego a esta ciudad.

11. Cuando el ejército caldeo levantó el cerco de Jerusalén ante la llegada del ejército del faraón,

12. salió Jeremías de Jerusalén en dirección al territorio de Benjamín, para repartir unas tierras entre sus familiares.

13. Al llegar a la Puerta de Benjamín, estaba allí el capitán de la guardia, llamado Jirías, hijo de Selemías y nieto de Jananías, que apresó al profeta Jeremías acusándolo de haberse pasado a los caldeos.

14. Jeremías le dijo:—Eso es mentira. Yo no me he pasado a los caldeos.Pero Jirías no le hizo caso. Apresó a Jeremías y lo llevó ante los dignatarios.

15. Estos se irritaron contra Jeremías y mandaron que lo azotaran y lo metieran en prisión, en casa del funcionario Jonatán, que habían acondicionado como cárcel.

16. Jeremías fue llevado al calabozo del sótano, donde permaneció largo tiempo.