La Palabra Versión Hispanoamericana

Jeremías 29:20-32 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

20. Pero ustedes, desterrados que envié de Jerusalén a Babilonia, escuchen la palabra del Señor.

21. Así dice el Señor del universo, Dios de Israel, a propósito de Ajab, hijo de Colaías, y de Sedecías, hijo de Maasías, que les profetizan mentiras en mi nombre: Voy a entregarlos en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que los matará en presencia de ustedes.

22. En ellos tendrá su origen una maldición, que será usada por todos los deportados de Judá que están en Babilonia: “Que el Señor te haga lo que a Sedecías y a Ajab, a quienes pasó a fuego el rey de Babilonia”,

23. porque perpetraron infamias en Israel, cometieron adulterio con las mujeres de otros y hablaron mentiras en mi nombre, algo que no les mandé. Lo sé personalmente, y doy testimonio de ello». —Oráculo del Señor—.

24. Dirás a Semaías el nejlamita:

25. Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Tú has enviado cartas firmadas de puño y letra a toda la gente que vive en Jerusalén y al sacerdote Sofonías, hijo del Maasías, así como a todos los sacerdotes, en estos términos:

26. «El Señor te ha nombrado sacerdote en lugar del sacerdote Joyadá, para que estés al frente del Templo del Señor. A todo el que desvaríe o profetice lo entregarás para que lo metan en el cepo y lo sujeten con argollas.

27. Entonces, ¿por qué no has llamado la atención a Jeremías, de Anatot, que actúa de profeta entre ustedes?

28. Pues nos ha enviado a Babilonia un mensaje diciendo que la cosa va para largo, por lo que debemos construir casas e instalarnos en ellas, plantar huertos y alimentarnos de sus frutos».

29. El sacerdote Sofonías leyó esta carta en presencia del profeta Jeremías.

30. Y Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:

31. —Envía este mensaje a todos los deportados: «Así dice el Señor a Semaías el nejlamita: Semaías les ha profetizado sin que yo lo haya enviado, haciéndolos confiar en la mentira.

32. Por eso, así dice el Señor: Voy a castigar a Semaías el nejlamita tomando una decisión sobre su descendencia: ya no tendrá descendiente que viva en medio de este pueblo y que pueda gozar de los bienes que voy a conceder a mi pueblo». —Oráculo del Señor—.