La Palabra Versión Hispanoamericana

Jeremías 26:4-16 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

4. Les dirás: Así dice el Señor: Si se niegan a escucharme y a conducirse según la ley que les promulgué,

5. si no escuchan las palabras de mis siervos los profetas, que continuamente les estoy enviando (a pesar de que no los escuchan),

6. haré con este Templo lo mismo que hice con Siló, y convertiré esta ciudad en fórmula de maldición para todas las naciones de la tierra.

7. Los sacerdotes, los profetas y toda la gente escucharon este discurso de Jeremías en el Templo del Señor.

8. Cuando Jeremías terminó de transmitir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y profetas lo detuvieron y le dijeron:—Eres reo de muerte.

9. ¿Por qué dices profetizar en nombre del Señor y afirmas que este Templo acabará como Siló y que esta ciudad quedará desolada y deshabitada?Toda la gente se amotinó contra Jeremías en el Templo del Señor.

10. Los dignatarios de Judá se enteraron de todo, se trasladaron del palacio real al Templo del Señor y se sentaron en el tribunal de la Puerta Nueva.

11. Los sacerdotes y los profetas se dirigieron a los dignatarios y a toda la gente en estos términos:—Este hombre es reo de muerte, pues profetiza contra esta ciudad, como han podido oír.

12. Dijo Jeremías a los dignatarios y a todos los presentes:—El Señor me ha enviado a profetizar contra este Templo y contra esta ciudad todo lo que han oído.

13. En consecuencia, mejoren su conducta y sus acciones, y hagan caso a lo que dice el Señor, su Dios; solo así se arrepentirá del mal que había anunciado contra ustedes.

14. En cuanto a mí, en sus manos estoy. Hagan conmigo lo que les parezca bien y justo.

15. Pero han de saber que, si me matan, se harán responsables de una muerte inocente ustedes, esta ciudad y cuantos la habitan, pues es cierto que el Señor me ha enviado a transmitirles todo lo que he dicho.

16. Los dignatarios y la gente presente dijeron a los sacerdotes y a los profetas:—Este hombre no es reo de muerte, pues nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.