La Palabra Versión Hispanoamericana

Jeremías 38:1-13 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. Sefatías, hijo de Matán; Godolías, hijo de Pasjur; Jucal, hijo de Selamías; y Pasjur, hijo de Malquías, oyeron todo lo que Jeremías estaba diciendo al pueblo:

2. —Así dice el Señor: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Pero el que se pase a los caldeos vivirá: su vida será su botín.

3. Así dice el Señor: Esta ciudad será entregada en manos del ejército del rey de Babilonia, que la conquistará.

4. Los dignatarios dijeron al rey:—Ese hombre debe morir, porque, al hablar de tal modo, está debilitando el ánimo de los soldados que quedan en la ciudad y del resto de la gente. En realidad, ese hombre no busca el bienestar del pueblo, sino su desgracia.

5. Respondió el rey Sedecías:—Lo dejo a su disposición, pues ni siquiera el rey puede nada contra ustedes.

6. Agarraron a Jeremías y lo arrojaron a la cisterna de Malquías, príncipe real, la que está en el patio de la guardia, bajándolo con sogas. La cisterna no tenía agua, pero estaba llena de barro, y Jeremías se hundió en él.

7. El cusita Ebedmélec, un eunuco que vivía en el palacio real, se enteró de que Jeremías había sido arrojado a la cisterna. El rey estaba en la Puerta de Benjamín;

8. así que Ebedmélec salió del palacio y fue a entrevistarse con el monarca. Le dijo:

9. —Majestad, no está bien que esos hombres hayan maltratado al profeta Jeremías arrojándolo a la cisterna. Seguro que morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad.

10. El rey dio esta orden a Ebedmélec, el cusita:—Toma tres hombres a tus órdenes y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes de que muera.

11. Ebedmélec tomó consigo a los hombres, entró en el palacio real y fue al guardarropa, donde se proveyó de algunos jirones de telas y de ropas inservibles. Después los echó en la cisterna junto con las sogas.

12. Ebedmélec, el cusita, dijo a Jeremías:—Ponte esos trozos de tela en los sobacos, por debajo de las sogas.Jeremías obedeció.

13. Entonces tiraron de él con las sogas y lo sacaron de la cisterna. Después Jeremías se quedó en el patio de la guardia.