50. ¿No soy yo el creador de todas estas cosas?
51. Ustedes, gente testaruda, de corazón empedernido y oídos sordos, siempre han ofrecido resistencia al Espíritu Santo. Como sus antepasados, así son ustedes.
52. ¿Hubo algún profeta al que no persiguieran sus antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del único justo a quien ahora ustedes han entregado y asesinado.
53. ¡Ustedes que recibieron la ley por mediación de ángeles, pero que nunca la han cumplido!
54. Estas palabras desataron su cólera, y se recomían de rabia contra Esteban.
55. Pero él, lleno del Espíritu Santo y con la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie junto a Dios.
56. —Escúchenme —dijo—, veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie junto a Dios.
57. Hechos un puro grito, no quisieron escuchar nada más y se arrojaron en masa sobre él.