La Palabra Versión Hispanoamericana

Hechos 5:14-30 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

14. Sin embargo, pronto fueron multitud los hombres y mujeres que creyeron en el Señor.

15. Incluso sacaban a los enfermos a la calle y los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra tocara a alguno de ellos.

16. De los pueblos próximos a Jerusalén acudían también muchedumbres de gentes llevando enfermos y personas atormentadas por espíritus malignos, y todos eran curados.

17. Entonces, el sumo sacerdote y todos los de su partido, que era el de los saduceos*, ciegos de furor,

18. apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

19. Pero un ángel del Señor abrió por la noche la puerta de la prisión y los hizo salir diciéndoles:

20. —Vayan y anuncien al pueblo, en medio del Templo, todo lo referente a esta forma de vida.

21. Oído este mandato, se dirigieron de mañana al Templo, donde empezaron a enseñar. Entre tanto, llegaron el sumo sacerdote y los de su partido, convocaron al Consejo Supremo y al pleno de los dirigentes israelitas, y mandaron traer de la cárcel a los presos.

22. Fueron los guardias, pero no encontraron a los apóstoles en la prisión; así que se volvieron e informaron del hecho

23. con estas palabras:—Hemos hallado la cárcel cuidadosamente cerrada, y a los vigilantes en su puesto ante la puerta; pero al abrirla no hemos encontrado a nadie dentro.

24. Cuando el jefe de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes escucharon la noticia, quedaron perplejos y se preguntaban qué habría podido suceder.

25. Hasta que alguien llegó con esta información:—Los hombres que ustedes metieron en la cárcel están en el Templo, tan tranquilos, enseñando al pueblo.

26. Fue entonces el jefe de la guardia con sus hombres y trajeron a los apóstoles, aunque sin violencia, por temor a ser apedreados por el pueblo.

27. Una vez introducidos a la presencia del Consejo Supremo, el sumo sacerdote procedió a interrogarlos:

28. —Les teníamos terminantemente prohibido enseñar en nombre de ese. Pero resulta que ustedes han infestado Jerusalén con su enseñanza, y encima quieren hacernos responsables de la muerte de ese hombre.

29. Pedro y los otros apóstoles respondieron:—Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.

30. El Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jesús, a quien ustedes mataron colgándolo en un madero.