6. Estaban presentes Anás, que era sumo sacerdote, Caifás*, Juan, Alejandro y todos los miembros de la clase sacerdotal dirigente.
7. Hicieron comparecer a Pedro y a Juan, y les preguntaron:—¿Con qué poder y en nombre de quién han hecho esto?
8. Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió:—Jefes del pueblo y ancianos:
9. hoy ha sido curado un enfermo, y se nos pregunta quién lo ha curado.
10. Pues bien, han de saber, tanto ustedes como todo el pueblo israelita, que este hombre se encuentra ahora sano ante sus ojos gracias a Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios ha resucitado.
11. Él es la piedra rechazada por ustedes los constructores, pero que ha resultado ser la piedra principal.
12. Ningún otro puede salvarnos*, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación.
13. Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucción, no salían de su asombro. Por una parte, no podían menos de reconocer que Pedro y Juan habían sido compañeros de Jesús;