La Palabra Versión Hispanoamericana

Hechos 4:19-33 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

19. Pero Pedro y Juan les respondieron:—¿Les parece justo delante de Dios que los obedezcamos a ustedes antes que a él?

20. Por nuestra parte, no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.

21. Tras amenazarlos de nuevo, los dejaron libres. La verdad es que no hallaban forma de castigarlos sin enfrentarse con el pueblo, pues todos alababan a Dios por lo ocurrido;

22. además, el milagro de la curación se había realizado en un hombre de más de cuarenta años.

23. En cuanto fueron puestos en libertad, Pedro y Juan se reunieron con los suyos y les contaron lo que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

24. Al enterarse, todos elevaron unánimes esta oración a Dios:—Señor nuestro, tú has creado el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;

25. tú, por medio del Espíritu Santo, pusiste en boca de David, tu servidor y nuestro antepasado, estas palabras: ¿Por qué se alborotan las naciones y hacen planes inútiles los pueblos?

26. Los reyes de la tierra se han aliado y los poderosos se han confabulado en contra del Señor y de su ungido .

27. Y realmente es cierto que, en esta ciudad, Pilato y Herodes se confabularon con los extranjeros y el pueblo israelita en contra de Jesús, tu santo servidor y Mesías.

28. Llevaron así a cabo todo lo que tu poder y tu voluntad habían decidido de antemano que sucediese.

29. Ahora, Señor, mira cómo nos amenazan y concede a tus servidores anunciar tu mensaje con plena libertad.

30. Pon en juego tu poder, para que en el nombre de Jesús, tu santo servidor, se produzcan curaciones, señales milagrosas y prodigios.

31. Apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.

32. El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar, y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos los disfrutaban en común.

33. Los apóstoles, por su parte, daban testimonio de la resurrección de Jesús, el Señor, con toda firmeza, y se los miraba con gran simpatía.