La Palabra Versión Hispanoamericana

Hechos 27:9-23 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

9. Habíamos perdido mucho tiempo y resultaba peligroso continuar navegando, pues estaba ya entrado el otoño. Así que Pablo aconsejaba:

10. —Señores, opino que proseguir viaje ahora es arriesgado y puede acarrear graves daños, no solo a la nave y a su cargamento, sino también a nosotros mismos.

11. Pero el oficial confiaba más en el criterio del capitán y del patrón del barco que en el de Pablo.

12. Como, además, el puerto no era apropiado para invernar, la mayoría se inclinó por hacerse a la mar y tratar de llegar a Fenice, un puerto de Creta orientado al suroeste y al noroeste, para pasar allí el invierno.

13. Comenzó a soplar entonces una ligera brisa del sur, por lo que pensaron que el proyecto era realizable; así que levaron anclas y fueron costeando Creta.

14. Pero muy pronto se desencadenó un viento huracanado procedente de la isla, el llamado Euroaquilón.

15. Incapaz la nave de hacer frente a un viento que la arrastraba sin remedio, nos dejamos ir a la deriva.

16. Pasamos a sotavento de Cauda, una pequeña isla a cuyo abrigo logramos con muchos esfuerzos recuperar el control del bote salvavidas.

17. Una vez izado a bordo, ciñeron el casco del buque con cables de refuerzo y, por temor a encallar en los bancos de arena de la Sirte*, soltaron el ancla flotante y continuaron a la deriva.

18. Al día siguiente, como arreciaba el temporal, los marineros comenzaron a aligerar la carga.

19. Y al tercer día tuvieron que arrojar al mar, con sus propias manos, el aparejo de la nave.

20. El sol y las estrellas permanecieron ocultos durante muchos días y, como la tempestad no disminuía, perdimos toda esperanza de salvarnos.

21. Hacía tiempo que nadie a bordo probaba bocado; así que Pablo se puso en medio de todos y dijo:—Compañeros, deberían haber atendido mi consejo y no haber zarpado de Creta. Así hubiéramos evitado esta desastrosa situación.

22. De todos modos, les recomiendo ahora que no pierdan el ánimo, porque ninguno de ustedes perecerá, aunque el buque sí se hundirá.

23. Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo,