La Palabra Versión Hispanoamericana

Hechos 27:19-38 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

19. Y al tercer día tuvieron que arrojar al mar, con sus propias manos, el aparejo de la nave.

20. El sol y las estrellas permanecieron ocultos durante muchos días y, como la tempestad no disminuía, perdimos toda esperanza de salvarnos.

21. Hacía tiempo que nadie a bordo probaba bocado; así que Pablo se puso en medio de todos y dijo:—Compañeros, deberían haber atendido mi consejo y no haber zarpado de Creta. Así hubiéramos evitado esta desastrosa situación.

22. De todos modos, les recomiendo ahora que no pierdan el ánimo, porque ninguno de ustedes perecerá, aunque el buque sí se hundirá.

23. Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo,

24. y me dijo: «No temas, Pablo. Has de comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido también la vida de tus compañeros de navegación».

25. Por tanto, amigos, cobren ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me ha dicho.

26. Sin duda, iremos a parar a alguna isla.

27. A eso de la media noche del día en que se cumplían las dos semanas de navegar a la deriva por el Adriático, los marineros barruntaron que nos aproximábamos a tierra.

28. Lanzaron entonces la sonda, y hallaron que había veinte brazas de fondo; poco después volvieron a lanzarla, y había quince brazas.

29. Por temor a que pudiéramos encallar en algún arrecife, largaron cuatro anclas por la popa, mientras esperaban con ansia que llegara el amanecer.

30. La tripulación intentó abandonar el barco, y arriaron el bote salvavidas con el pretexto de largar algunas anclas por la proa.

31. Pero Pablo dijo al oficial y a los soldados:—Si estos no permanecen a bordo, ustedes no podrán salvarse.

32. Entonces, los soldados cortaron los cabos del bote y lo dejaron perderse.

33. En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que tomaran algún alimento:—Hoy hace catorce días —les dijo— que estan en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado.

34. Les aconsejo, pues, que coman algo, que les vendrá bien para su salud; por lo demás, ni un cabello de la cabeza se perderá.

35. Dicho esto, Pablo tomó un pan y, después de dar gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer.

36. Los demás se sintieron entonces más animados, y también tomaron alimento.

37. En el barco estábamos en total doscientas setenta y seis personas.

38. Una vez satisfechos, arrojaron el trigo al mar para aligerar la nave.