La Palabra Versión Hispanoamericana

Hechos 26:4-14 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

4. Todos los judíos saben que, desde mi primera juventud, mi vida ha transcurrido en medio de mi pueblo, en Jerusalén.

5. Me conocen desde hace tiempo y lo suficiente como para dar fe, si quieren, de que he ajustado mi vida a las directrices del partido fariseo, el más estricto de nuestra religión.

6. Ahora, sin embargo, estoy siendo procesado porque espero en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados;

7. promesa cuyo cumplimiento aguardan esperanzadas nuestras doce tribus, mientras rinden culto a Dios día y noche sin cesar. Por tener esta esperanza, me acusan los judíos, rey Agripa.

8. ¿Les parece a ustedes increíble que Dios resucite a los muertos?

9. Es cierto que yo mismo creí mi deber combatir por todos los medios lo referente a Jesús de Nazaret.

10. Así actué en Jerusalén, donde, autorizado por los jefes de los sacerdotes, encarcelé a muchos fieles y di mi voto para que los condenaran a muerte.

11. Recorría también a menudo todas las sinagogas, e intentaba hacerlos abjurar a fuerza de torturas. Mi saña contra ellos llegó a tal extremo, que los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

12. Esta es la razón por la que fui comisionado por los jefes de los sacerdotes para ir con plenos poderes a Damasco.

13. Me hallaba en camino, majestad, cuando a eso del mediodía vi una luz del cielo más brillante que el sol, cuyo resplandor nos envolvió a mí y a mis compañeros de viaje.

14. Todos caímos al suelo, y yo escuché una voz que me decía en arameo*: «Saúl*, Saúl, ¿por qué me persigues? Te va a resultar duro dar coces contra el aguijón».