11. Durante la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo:—Ten buen ánimo; has sido mi testigo en Jerusalén y habrás de serlo también en Roma.
12. Al amanecer, los judíos tramaron un complot, jurando no probar bocado ni beber nada hasta haber dado muerte a Pablo.
13. Eran más de cuarenta las personas que participaban en esta conjuración.
14. Se presentaron después ante los jefes de los sacerdotes y demás dirigentes y les comunicaron:—Hemos jurado solemnemente no probar absolutamente nada hasta que matemos a Pablo.
15. Resta ahora que ustedes, con la anuencia del Consejo, soliciten del comandante que les entregue a Pablo con el pretexto de examinar su causa más detenidamente. Nosotros nos encargaremos de eliminarlo en cuanto llegue.