La Palabra Versión Hispanoamericana

Hechos 10:9-28 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

9. Al día siguiente, mientras los enviados iban aún de camino, ya cerca de la ciudad, Pedro subió a la terraza para orar a eso del mediodía.

10. De pronto, sintió hambre y quiso comer algo. Estaban preparándoselo, cuando cayó en éxtasis

11. y vio que el cielo se abría y que algo así como un enorme mantel descendía, colgado de sus cuatro puntas, y se posaba sobre la tierra.

12. Había en él toda clase de cuadrúpedos, reptiles y aves.

13. Y oyó una voz que le decía:—¡Anda, Pedro, mata y come!

14. —De ninguna manera, Señor —respondió Pedro—. Jamás he comido nada profano o impuro.

15. La voz se oyó por segunda vez:—Lo que Dios ha purificado, no lo consideres tú profano.

16. Esto se repitió hasta tres veces y, a continuación, aquel objeto fue subido al cielo.

17. Estaba Pedro perplejo preguntándose qué significado tendría la visión, cuando los enviados de Cornelio, tras averiguar dónde estaba la casa de Simón, se presentaron a la puerta

18. y preguntaron en voz alta:—¿Se aloja aquí Simón, al que llaman Pedro?

19. Entonces el Espíritu dijo a Pedro, que seguía preguntándose intrigado por el sentido de la visión:—Ahí abajo hay tres hombres que te buscan.

20. Baja enseguida y acompáñalos. No tengas ningún reparo, porque los he enviado yo.

21. Pedro bajó al encuentro de aquellos hombres y les dijo:—Yo soy el que ustedes buscan. ¿A qué se debe la visita?

22. —Venimos de parte del capitán Cornelio —respondieron—. Es un hombre recto que rinde culto al verdadero Dios y a quien todos los judíos aprecian de veras. Un ángel de Dios le ha indicado que te haga llegar a su casa para oír lo que tengas que decirle.

23. Pedro los invitó a pasar la noche allí y, al día siguiente, se puso en camino con ellos, acompañado por algunos hermanos de Jope.

24. Un día después llegaron a Cesarea, donde Cornelio estaba ya esperándolos junto con sus familiares y amigos íntimos.

25. Cuando llegó Pedro, salió a recibirlo y se postró a sus pies en actitud de adoración.

26. —Ponte de pie —le dijo Pedro mientras lo ayudaba a levantarse—, pues también yo soy simplemente un hombre.

27. Entraron en la casa conversando y Pedro dijo a las numerosas personas que encontró reunidas allí:

28. —Como saben, a un judío le está prohibido relacionarse con extranjeros o entrar en sus casas. Pero Dios me ha hecho comprender que a nadie debo considerar profano o impuro.