15. Pero Dios, que me había elegido ya desde antes de mi nacimiento, me llamó por pura benevolencia
16. para revelarme a su Hijo y darme el encargo de anunciar su mensaje evangélico a los que no son judíos. No solicité entonces ningún consejo humano;
17. ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con quienes eran apóstoles antes que yo, sino que me fui a la región de Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.
18. Tres años más tarde, fui a Jerusalén para conocer a Pedro y estuve con él quince días.
19. A ningún otro apóstol vi, aparte de Santiago, el hermano del Señor.
20. Dios es testigo de que no miento en nada de lo que les escribo.
21. Después fui a las regiones de Siria y Cilicia.
22. A todo esto, las iglesias cristianas de Judea seguían sin conocerme en persona.
23. Únicamente habían oído decir: «El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes pretendía aniquilar».
24. Y alababan a Dios por causa mía.