8. Llenaré tus montes de heridos; en tus colinas, vaguadas y en todos tus valles caerá gente atravesada por la espada.
9. Te convertiré en eterna desolación, tus ciudades no serán rehabitadas; así reconocerán que yo soy el Señor.
10. Por haber dicho «Las dos naciones, los dos países van a ser míos, vamos a apoderarnos de ellos», siendo así que el Señor estaba allí,
11. lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que actuaré con la misma cólera y el mismo celo con que tú has actuado contra ellos; de esta manera me daré a conocer a ellos cuando te castigue.
12. Y tendrás que reconocer que yo, el Señor, escuchaba todos tus insultos, cuando hablabas contra los montes de Israel diciendo: «Están desolados, nos han sido entregados para que los devastemos».