La Palabra Versión Hispanoamericana

Ezequiel 20:14-32 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

14. Pero actué teniendo en cuenta mi reputación, para no quedar en mal lugar ante las naciones, que eran testigos de que los había sacado de Egipto.

15. Y volví a jurar solemnemente en el desierto que no los conduciría a la tierra que había pensado darles, una tierra que mana leche y miel, una joya entre todos los países.

16. Lo hice porque habían despreciado mis preceptos y no se habían conducido conforme a mis normas, porque habían profanado mis sábados y sus pensamientos se habían extraviado tras sus ídolos.

17. Pero me compadecí al verlos en la fosa y no acabé con ellos en el desierto.

18. Dije a sus hijos en el desierto: No se conduzcan conforme a las normas de sus antepasados, no sigan sus costumbres y no se contaminen con sus ídolos.

19. Yo soy el Señor su Dios; condúzcanse conforme a mis normas, observen mis preceptos y cúmplanlos;

20. respeten la santidad de mis sábados, pues servirán de signo de mi unión con ustedes, para que así reconozcan que yo soy el Señor, su Dios.

21. Pero también los hijos se rebelaron contra mí: no se condujeron conforme a mis normas, no observaron ni pusieron en práctica mis preceptos, que dan vida a la persona que los cumple, y profanaron mis sábados. Pensé entonces derramar mi cólera sobre ellos y desahogar mi ira contra ellos en el desierto.

22. Pero retiré mi mano y actué teniendo en cuenta mi reputación, para no quedar en mal lugar ante las naciones, que eran testigos de que los había sacado de Egipto.

23. Y volví a jurar solemnemente en el desierto que los dispersaría entre las naciones y que los aventaría por los países.

24. Lo hice porque no habían cumplido mis preceptos, habían despreciado mis normas, habían profanado mis sábados y se habían dejado seducir por los ídolos de sus antepasados.

25. Y hasta les promulgué normas que no eran buenas y preceptos que no servían para dar vida.

26. Los contaminé con sus ofrendas, haciendo que pasaran por el fuego a sus primogénitos, para que acabaran aterrorizados y reconocieran que yo soy el Señor.

27. Así pues, habla a los israelitas, hijo de hombre, y diles lo siguiente: Esto dice el Señor Dios: Hay otra cosa en la que sus antepasados me ultrajaron, siéndome infieles.

28. Los conduje a la tierra que juré solemnemente darles, pero, en cuanto vieron colinas elevadas y árboles frondosos, empezaron a ofrecer allí sus sacrificios, a presentar dones irritantes, a depositar ofrendas de aroma que aplaca y a hacer sus libaciones.

29. Entonces les pregunté: ¿Qué altozano es ese al que suelen ir? (Y se le dio el nombre de «altozano» hasta el día de hoy.)

30. Por eso, di a los israelitas: Esto dice el Señor Dios: Resulta que ustedes se contaminan siguiendo la conducta de sus antepasados y rinden culto a sus ídolos.

31. Presentan sus ofrendas y hacen pasar a sus hijos por el fuego; los han contaminado hasta hoy con sus ídolos, ¿y pretenden que me deje consultar por ustedes, pueblo de Israel? Lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que no pienso dejarme consultar por ustedes.

32. Jamás sucederá lo que se imaginan, cuando dicen: «Seremos como las naciones, como las tribus de otros países, que dan culto al leño y a la piedra».