La Palabra Versión Hispanoamericana

Ezequiel 16:18-35 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

18. Los cubriste con tus vestidos recamados y les ofreciste el aceite y el incienso que yo te había dado.

19. También les ofreciste, como ofrenda aromática, el pan que yo te había dado y la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te había alimentado —oráculo del Señor Dios—.

20. Tomaste a tus hijos e hijas, que me habías dado a luz, y se los ofreciste en sacrificio como alimento. Y como te parecía poco tu conducta de prostituta,

21. degollaste a mis hijos y se los ofreciste para que fueran pasados por el fuego.

22. Con todas tus abominaciones y prostituciones no te acordaste de cuando eras una niña y estabas desnuda del todo, de cuando te revolcabas en tu sangre.

23. Y aparte de todas estas infamias ¡ay de ti! —oráculo del Señor Dios—,

24. te construiste un prostíbulo y en todas las plazas te hiciste un altar.

25. Erigiste tus altares en los cruces de todos los caminos, deshonrando tu hermosura, y te abrías de piernas a todo el que pasaba, agravando así tu conducta de prostituta.

26. Te prostituiste con los egipcios, esos vecinos tuyos de enormes genitales, y agravaste tu conducta de prostituta con ánimo de provocarme.

27. Entonces extendí mi mano contra ti, reduje tu ración y te puse a merced de tus enemigas las filisteas, que se avergonzaron de tu conducta inmoral.

28. Te prostituiste con los asirios, pues por lo visto no habías tenido suficiente, y aun así no te hartaste.

29. Agravaste tu conducta de prostituta en tierra de comerciantes, en Caldea; y ni aun así te hartaste.

30. ¡Qué enfebrecido tiene que estar tu corazón —oráculo del Señor Dios— para hacer todas estas cosas, acciones propias de una prostituta empecinada,

31. para construir tu prostíbulo en los cruces de todos los caminos y para erigir tu altar en todas las plazas! Pero no fuiste como la prostituta profesional, pues despreciabas tu paga.

32. La esposa adúltera, que prescinde de su marido, acepta regalos;

33. a todas las prostitutas se les paga lo convenido. Tú, en cambio, hacías regalos a todos tus amantes y los atraías con mercedes para que vinieran de los alrededores a fornicar contigo.

34. Te ha ocurrido lo contrario que a las demás mujeres pues, como nadie ha ido tras de ti solicitándote, has sido tú la que ha pagado en lugar de recibir lo convenido. ¡Justo al revés!

35. Por tanto, prostituta, escucha la palabra del Señor.