La Palabra Versión Hispanoamericana

Éxodo 9:23-35 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

23. Moisés alzó su vara* hacia el cielo, y el Señor desató una tormenta con truenos y granizo. Cayeron rayos sobre la tierra, y el Señor hizo que granizara en todo Egipto.

24. Caían los granizos y rayos mezclados con el granizo. Desde la fundación de Egipto no se vio jamás una granizada tan violenta.

25. Aquel granizo destrozó en todo el país de Egipto cuanto se encontraba en el campo —personas y animales—, acabó con toda la vegetación y desgajó los árboles.

26. Únicamente el territorio de Gosen, donde vivían los israelitas, se libró del granizo.

27. Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón para decirles:—Reconozco que esta vez he pecado. La culpa es mía y de mi pueblo, no del Señor que es justo.

28. Supliquen al Señor que cesen los truenos y el granizo y no los retendré más. Esta vez los dejaré salir.

29. Moisés le respondió:—En cuanto salga de la ciudad, alzaré mis manos al Señor; los truenos y el granizo cesarán; así reconocerás que la tierra es del Señor.

30. Pero bien sé que ni tú ni tus cortesanos temen todavía a Dios, el Señor.

31. La cosecha de lino y cebada se perdió, pues la cebada estaba ya espigada y el lino en flor.

32. En cambio, al trigo y al centeno no les afectó porque brotan más tarde.

33. Salió Moisés de la presencia del faraón y, una vez fuera de la ciudad, alzó sus manos al Señor. El granizo y los truenos cesaron, y escampó.

34. En cuanto el faraón vio que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, volvió a pecar. No solo él, sino también sus cortesanos se volvieron intransigentes.

35. El faraón se obstinó en no dejar salir a los israelitas, como el Señor ya había predicho por medio de Moisés.