La Palabra Versión Hispanoamericana

Esdras 10:2-13 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

2. Tomó, entonces, la palabra Secanías, hijo de Jejiel, de la descendencia de Elam y dijo a Esdras:—Hemos sido infieles a nuestro Dios casándonos con mujeres extranjeras de las gentes del lugar. Pero a pesar de esto, todavía hay esperanza para Israel.

3. Si le parece bien a mi señor y a cuantos respetan los mandamientos de nuestro Dios, comprometámonos ahora con nuestro Dios a despedir a todas esas mujeres y a sus hijos, haciendo que se cumpla la ley.

4. Así que toma una decisión porque este asunto te incumbe. Nosotros estaremos contigo. ¡Ten ánimo y actúa!

5. Entonces Esdras se puso en pie e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes, a los levitas y a todo Israel que procederían según lo pactado. Y lo juraron.

6. Seguidamente Esdras se retiró del Templo de Dios y se marchó a la casa de Jojanán, hijo de Eliasib. Allí estuvo sin comer ni beber totalmente abrumado a causa de la infidelidad de los repatriados.

7. Corrieron entonces la voz por Judá y Jerusalén para que todos los que habían vuelto del exilio se congregaran en Jerusalén.

8. Aquel que no viniera en el plazo de tres días, conforme al acuerdo de los jefes y responsables de la comunidad, perdería toda su hacienda y sería expulsado de la comunidad de los repatriados.

9. En tres días se reunieron todos los hombres de Judá y Benjamín en Jerusalén. Era el día veinte del noveno mes cuando se sentó todo el pueblo en la plaza del Templo de Dios, temblando por el asunto a tratar y por la lluvia que caía.

10. Esdras, el sacerdote, se puso en pie y les dijo:—Ustedes han pecado casándose con mujeres extranjeras y han aumentado así la culpa de Israel.

11. Den, ahora, gracias al Señor, Dios de sus antepasados; cumplan su voluntad y apártense de las gentes del lugar y de las mujeres extranjeras.

12. Toda la asamblea asintió y dijo en alta voz:—Hágase conforme a lo que dices;

13. pero el pueblo es numeroso, el tiempo lluvioso y no podríamos resistir a la intemperie, ya que la tarea no es de un día ni de dos, pues somos muchos los que hemos pecado.