La Palabra Versión Hispanoamericana

Deuteronomio 7:8-24 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. sino por el amor que les tiene y para mantener el juramento que había hecho con sus antepasados. Por eso los rescató del poder del faraón, rey de Egipto, y los liberó de la esclavitud con grandes manifestaciones de poder.

9. Reconoce, entonces, que el Señor tu Dios es realmente Dios. Él es Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones mantiene su alianza y tiene misericordia de aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos,

10. pero que castiga y hace perecer a aquellos que lo aborrecen. No tarda en darles su merecido.

11. Cumple, pues, los estatutos, normas y preceptos que hoy te prescribo.

12. Si ustedes prestan atención a estas normas, las cumplen y las ponen en práctica, entonces el Señor tu Dios mantendrá la alianza y la fidelidad que prometió a tus antepasados.

13. Te amará, te bendecirá y te multiplicará. Bendecirá el fruto de tus entrañas y el fruto de tu tierra —tu trigo, tu vino y tu aceite— y las crías de tus vacas y tus ovejas, en la tierra que te dará como juró a tus antepasados.

14. Serás bendito, más que cualquier otro pueblo; no habrá entre tu gente ni entre tus ganados macho o hembra estéril.

15. El Señor mantendrá alejada de ti toda enfermedad; no te hará sufrir las funestas plagas que tú ya conociste en Egipto. Las tendrá reservadas, en cambio, para los que te aborrezcan.

16. Tú deberás aniquilar a todos los pueblos que el Señor tu Dios entregue en tus manos. No te apiades de ellos, ni rindas culto a sus dioses, porque eso sería tu perdición.

17. Es posible que te preguntes: «¿Cómo voy a expulsar a esos pueblos siendo ellos más numerosos que yo?».

18. ¡No les tengas miedo! Tú recuerda lo que hizo el Señor tu Dios con el faraón y con todos los egipcios.

19. Acuérdate de las terribles pruebas que viste con tus propios ojos, los milagros y prodigios, y el gran poder y destreza sin igual con las que el Señor tu Dios te sacó de allí. Lo mismo hará el Señor tu Dios con todos los pueblos a quienes ahora temes.

20. Y los que escapen y huyan a esconderse, el Señor tu Dios hará que también perezcan a causa del pánico.

21. No les tengas miedo, porque está contigo el Señor tu Dios, Dios grande y terrible.

22. Poco a poco el Señor tu Dios irá expulsando a los pueblos que encuentres a tu paso. No deberás aniquilarlos de un golpe, no sea que las fieras salvajes se multipliquen en perjuicio tuyo.

23. Pero el Señor tu Dios te los entregará y hará que el pánico cunda entre ellos hasta destruirlos.

24. Entregará a sus reyes en tu poder, y tú harás que nadie los recuerde nunca más. Ante tu ataque, nadie podrá ofrecer resistencia.