La Palabra Versión Hispanoamericana

Deuteronomio 2:11-27 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

11. Tanto a ellos como a los anaquitas se los tenía por refaítas*, si bien los moabitas los llamaban emitas.

12. También, en la antigüedad, habitaron en Seír los hurritas, pero los descendientes de Esaú los desalojaron y los aniquilaron, instalándose en su lugar, lo mismo que hizo Israel con la tierra que el Señor le dio en posesión).

13. Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente de Záred. Y así lo hicimos.

14. Los años transcurridos desde que salimos de Cadés Barnea hasta que cruzamos el torrente de Záred fueron treinta y ocho. Para entonces todos los hombres de aquella generación aptos para la guerra habían muerto, tal como se lo había jurado el Señor.

15. El poder del Señor se hizo sentir en medio del campamento hasta que, finalmente, los eliminó por completo.

16. Cuando ya no quedó en el pueblo ningún hombre apto para la guerra —porque habían muerto—,

17. el Señor me dijo:

18. Hoy vas a cruzar por Ar la frontera de Moab

19. y vas a entrar en contacto con los amonitas, descendientes de Lot. No los ataques ni los incites a combatir, pues no te daré nada de su territorio; se lo he dado en posesión a los descendientes de Lot.

20. (También este era tenido por un territorio de refaítas, porque antiguamente ellos vivieron allí, si bien los amonitas los llamaban zonzonitas*.

21. Era un pueblo fuerte y numeroso, altos como los anaquitas; pero el Señor los aniquiló por medio de los amonitas que, apoderándose de su territorio, se instalaron en él.

22. De igual modo actuó el Señor con los descendientes de Esaú, que vivían en Seír: estos aniquilaron a los hurritas y se apoderaron de su territorio instalándose en él hasta el día de hoy.

23. En cuanto a los jeveos que vivían en las aldeas cercanas a Gaza, fueron aniquilados por los caftoritas, oriundos de Creta, que ocuparon su lugar).

24. Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente Arnón. Te entrego al amorreo Sijón, rey de Jesbón, junto con su territorio. Declárale la guerra y lánzate a su conquista.

25. A partir de hoy comenzaré a infundir pavor y miedo hacia ti entre todas las naciones que hay debajo del cielo; cuando oigan hablar de ti, temblarán y se estremecerán.

26. Desde el desierto de Cademot envié embajadores a Sijón, rey de Jesbón, con esta propuesta de paz:

27. «Permíteme pasar por tu territorio; seguiré la ruta establecida sin desviarme a derecha ni a izquierda.