7. Yo, Daniel, fui el único testigo de la visión; ninguno de los que estaban conmigo la vio, pues, sobrecogidos por el terror, huyeron a esconderse.
8. Así que me quedé solo contemplando aquella gran visión. Me quedé sin fuerzas, mi semblante se cubrió de una palidez mortal y me abandonó el vigor.
9. En aquel momento oí el sonido de su voz y caí de bruces, en trance.
10. Sentí entonces que una mano me tocaba y me levantaba tembloroso sobre mis manos y mis rodillas.