La Palabra Versión Hispanoamericana

2 Samuel 21:1-11 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. En tiempos de David* hubo un hambre que duró tres años seguidos. David consultó al Señor, y el Señor le respondió:—Es porque Saúl y su familia están manchados de sangre desde que mató a los gabaonitas.

2. Los gabaonitas no eran israelitas, sino descendientes de un resto de amorreos. Los israelitas estaban vinculados a ellos por juramento, pero Saúl, llevado de su celo por Israel y Judá, había intentado exterminarlos. David los convocó, habló con ellos

3. y les dijo:—¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo podría desagraviarlos para que puedan bendecir la heredad del Señor?

4. Los gabaonitas respondieron:—No queremos ni plata ni oro de Saúl y su familia, ni tampoco queremos que muera nadie en Israel.David les dijo:—Haré por ustedes lo que me digan.

5. Ellos le contestaron:—Que se nos entreguen siete descendientes de quien quiso acabar con nosotros, haciendo planes para destruirnos y hacernos desaparecer de todo el territorio de Israel,

6. y los colgaremos* ante el Señor en Guibeá de Saúl, el elegido del Señor.El rey les dijo:—Yo se los entregaré.

7. El rey perdonó la vida a Mefibóset, hijo de Jonatán, el hijo de Saúl, en virtud del juramento sagrado sellado entre David y Jonatán, el hijo de Saúl.

8. Tomó, pues, el rey a Armoní y Mefibóset, los dos hijos que Rispá, hija de Ayá, había dado a Saúl; tomó también a los cinco hijos que Mical, la hija de Saúl, le había dado a Adriel, hijo de Barzilay, el de Mejolá;

9. se los entregó a los gabaonitas y estos los colgaron en el monte ante el Señor. Cayeron los siete juntos y fueron ajusticiados en la época de la siega, al comienzo de la siega de la cebada.

10. Rispá, la hija de Ayá, tomó un saco, lo extendió sobre una roca y estuvo allí desde el comienzo de la siega hasta que empezaron a caer las lluvias del cielo, sin dejar que se posasen sobre los cadáveres las aves del cielo por el día, ni los animales del campo por la noche.

11. Cuando informaron a David de lo que había hecho Rispá, hija de Ayá, la concubina de Saúl,